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Original text "L’Impero romano in 100 date" written in IT by Fabio Guidetti,
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Published in edition #1 2017-2019

El Imperio romano en cien fechas

Translated from IT to ES by Paula Caballero
Written in IT by Fabio Guidetti

11 de septiembre. Después de una sangrienta batalla de más de tres días  de en el bosque de Teutoburgo, al norte de Alemania, tres legiones roma nas al mando del gobernador Publio Quintilio Varo se ven reducidas por  una coalición de pueblos germánicos liderada por Arminio, jefe de la tribu  
de los queruscos. La noticia provoca una gran conmoción en Roma. Tras  la derrota, Augusto decide evacuar todos los territorios situados entre el  Rin y el Elba que, a partir del año 12. a. C., habían conquistado Druso y  Tiberio (hijos del primer matrimonio de su mujer, Livia, con Tiberio  Claudio Nerón), y renuncia al proyecto, ya iniciado, de convertirlos en  provincia romana. A partir de entonces, el río Rin delimitará para siempre  la frontera entre el mundo latino y el germánico. 

14 
19 de agusto. Muere en Nola (Campania) el emperador Augusto a los 75  años de edad después de casi cuarenta y cuatro años de gobierno. Le sucede  Tiberio, hijo del primer matrimonio de su mujer, Livia, adoptado como  heredero por el príncipe en el año 4. d. C. tras la muerte de Cayo César. En  aquella misma ocasión, Augusto había obligado a Tiberio a adoptar como heredero a su sobrino Germánico, hijo de su hermano Druso. En su testa mento, Augusto lega una serie de escritos al Senado romano, entre los  cuales se halla una obra autobiográfica: un memorial destinado a Tiberio  con diferentes consejos para gobernar y detalladas instrucciones sobre su  divinización. Y es que Augusto, al no seguir el ejemplo de su padre adop tivo, Julio César, siempre había evitado aceptar honores públicos en vida,  por lo que sólo se reservaba los póstumos: tras su muerte, se le venerará con  el título de Divo Augusto, como numen protector de la estabilidad de  Roma y su Imperio. A partir de ese momento, la divinización, certificada  por el Senado mediante un procedimiento aprobado para tal fin, se decre tará para todos los emperadores que en vida demuestren su buen gobierno  y respeto hacia las prerrogativas del orden senatorial. Entre los escritos  también se halla una relación, que redactó el propio Augusto, de las em presas de su larga carrera: el texto se publicó por decisión del Senado en  latín y en griego en todas las provincias del Imperio con el título de Gestas  del Divo Augusto (Res gestae Divi Augusti). Sólo nos han llegado algunas  copias fragmentarias inscritas en piedra, procedentes en su mayoría de ciu dades de Asia Menor, que permiten reconstruir el texto en su totalidad: en  éste, Augusto presenta con gran concisión un elenco de sus iniciativas políticas y de sus empresas bélicas, así como de los honores que recibió del  Senado y del pueblo romano.  
Cuando su sucesor, Tiberio, se convierte a los cincuenta y cuatro  años de edad en emperador, se encuentra en la difícil situación de tener  que gestionar la gravosa herencia de Augusto, sin contar, además, con el ca risma de su predecesor. Su carácter sombrío y esquivo a menudo da pie a  frecuentes malentendidos —sobre todo con los miembros más respetados  del Senado—, de tal manera que la historiografía senatorial, cuya fuente  principal para nosotros son los Anales de Cornelio Tácito, traza un retrato  oscuro de este príncipe, al que presenta como un tirano hipócrita y cruel.  Sin embargo, este juicio no es del todo fiel a la realidad: si bien Tiberio  mantiene la línea política de Augusto, este tratará de dotar al Principado de  una dimensión más «republicana» y de buscar constantemente la coope ración con el Senado participando en sus sesiones, ampliando sus funcio nes administrativas y jurídicas y demandándole la designación de los  magistrados. 

17 
26 de mayo. Se celebra en Roma el triunfo de Germánico quien, tras  haber derrotado repetidamente a las tribus locales en varias campañas mili tares al otro lado del Rin, consigue recuperar una parte de las insignias per didas por Varo en Teutoburgo. Entre los prisioneros más ilustres llevados a  Roma para el desfile triunfal se encuentra Tusnelda, la esposa de Arminio,  con su hijo recién nacido. En este momento, el joven heredero de Tiberio  se halla en el punto álgido de su popularidad, lo que contrasta con el clima  de hastío que rodea al príncipe. Justo después de su victoria, envían a  Germánico a Oriente para supervisar la inclusión en el orden provincial  romano de los antiguos reinos vasallos de Capadocia, Cilicia y Comagene,  cuyos soberanos habían muerto recientemente. Sin embargo, durante esta  misión, Germánico entra en conflicto con el gobernador de Siria, Cneo  Calpurnio Pisón, a quien Tiberio había encargado la supervisión de su  hijo, lo que crea un continuo conflicto de competencias. Cuando el 10 de  octubre del 19 Germánico muera en Antioquía con tan sólo treinta y tres  años de edad a causa de una repentina enfermedad, se difundirá la sospecha  de que ha sido el propio Tiberio quien ha ordenado su envenenamiento  por temor a su excesiva popularidad y quien ha usado a Pisón como ejecu tor material. 
Aquel mismo año 17, muere el historiador Tito Livio, nacido en  Padua en el seno de una familia plebeya filorrepublicana. A Tito Livio se le  recuerda como el autor de Ab Urbe condita (Desde la fundación de Roma), la mayor obra historiográfica en latín que narra la historia de  Roma desde los orígenes de la ciudad hasta la época de su autor: de esta  obra monumental nos han llegado treinta y cinco libros, algo menos de  una cuarta parte de la obra original. 

23 
Muere en circunstancias poco claras Druso el joven, el único hijo de  Tiberio y heredero natural tras el fallecimiento de Germánico. Este luto  provoca que el príncipe se encierre aún más en sí mismo: años más tarde,  en el año 27, este abandonará definitivamente Roma para retirarse a su villa  de la isla de Capri, desde la que, sin embargo, no renunciará a ejercer sus funciones de gobierno. Mientras tanto, Lucio Elio Sejano, elegido prefecto  del pretorio por el príncipe, esto es, jefe de su guardia personal, asume cada  vez más poder en Roma. Como representante de la autoridad imperial en  la ciudad y aprovechando la confianza que Tiberio ha depositado en él,  poco a poco Sejano va privando al orden senatorial de sus funciones al ins truir procesos políticos contra sus opositores e incluso contra algunos  miembros de la familia imperial, hasta que consigue hacerse con el control  efectivo de todos los aspectos de la vida pública. Tiberio, al conocer el com portamiento de Sejano mediante la denuncia de Antonia, viuda de su her mano Druso, lo destituirá de su cargo; tras ser condenado a muerte por el Senado, será ajusticiado el 18 de octubre del 31. Durante este episodio por  fin saldrá a la luz el verdadero motivo de la muerte del hijo de Tiberio: la ex mujer de Sejano, Apicata, confesará que ocho años atrás su marido había  envenenado al heredero del príncipe, ya que aspiraba a sustituirlo como su cesor designado; el asesinato habría contado con la complicidad de Livila,  esposa de Druso y amante de Sejano. La caída del poderoso prefecto del  pretorio representa el primer caso de conflicto abierto entre la autoridad  del príncipe y el poder en manos de un funcionario militar. Esta circuns tancia se repetirá en diferentes ocasiones durante los siguientes siglos y a  menudo dará origen a auténticas usurpaciones de poder en las que prevale cerá una parte u otra según los casos. 

29
18 de marzo. En vísperas de la celebración de la Pascua judía, el goberna dor de Judea, Poncio Pilato, a petición del sanedrín de Jerusalén, condena a  muerte por crucifixión a un líder religioso local, Jesús de Nazaret: se trata  de un profeta que ha logrado congregar a un vasto séquito, sobre todo de extracción humilde. Los sacerdotes del Templo lo consideran peligroso al  proponer una interpretación pauperizada y potencialmente subversiva de  las esperas mesiánicas del pueblo judío. Con todo, la condena y la ejecu ción de Jesús no detienen a sus discípulos, quienes, guiados por Pedro, su  brazo derecho, comienzan a difundir las enseñanzas de su maestro y a  anunciar la resurrección de los muertos entre las comunidades judías de Palestina y Siria. 

37
18 de marzo. Muere el emperador Tiberio en Miseno, a los setenta y siete  años de edad. En cuanto la noticia llega a Roma, el pueblo reacciona con  manifestaciones de júbilo; mientras tanto, el Senado elige como nuevo  príncipe a Gayo, el más joven (veinticuatro años) de los cuatro hijos varo nes de Germánico y único superviviente de los procesos organizados por Sejano. Al joven lo apodan Calígula, es decir, «pequeña cáliga» (la cáliga  era un tipo de calzado empleado en el ejército romano que Gayo, que había  crecido entre militares, llevó siempre desde niño). Desde el principio,  Gayo, poco habituado a los delicados equilibrios sobre los que se funda mentaba el compromiso institucional creado por Augusto y continuado  por Tiberio, manifiesta un estilo de gobierno más próximo a la monarquía  que al régimen del Principado; de hecho, instaura una monarquía de corte  helenístico semejante a la que Roma había experimentado ochenta años  atrás durante la dictadura de Julio César. Si, por una parte, este hecho se  traduce en medidas que gozan del favor popular, como la amnistía y la dis tribución gratuita de alimento y dinero, por otro, merma el vínculo con las  tradiciones republicanas garantizado por la respetuosa colaboración entre  el príncipe y el Senado, que, en cambio, ahora se encuentra en una posi ción claramente inferior. Entre los rangos de la aristocracia, este hecho pro voca un creciente malestar hacia el príncipe, que, al cabo de unos años, acabará cristalizando en la conjura que le costará la vida. El comporta miento despótico de Gayo es coherente con la concepción divina del poder  imperial: Gayo, como antes que él Julio César, acepta que lo veneren como  divinidad en vida; es más, promueve el culto a su persona entre los miem bros del orden senatorial, una práctica que sus predecesores habían evitado a toda costa. Durante toda la primera edad imperial y al menos hasta prin cipios del siglo IV, el gobierno de Roma oscilará continuamente entre los  polos opuestos del Principado y de la monarquía, por lo que los emperado res unas veces interpretarán su cargo como el de magistrado supremo de  una república y otras como autócrata de los poderes divinos. 

41 
24 de enero. El emperador Gayo es asesinado a los veintiocho años de  edad en una conjura palaciega junto con su esposa, Cesonia, y su hija recién  nacida. Mientras el Senado debate si elegir a un nuevo príncipe de entre sus  miembros o restaurar el orden republicano, los soldados de la guardia pre toriana proclaman emperador al único varón vivo de la familia imperial (tras sacarlo de la habitación en la que se había escondido): Claudio, de  cincuenta años, hijo pequeño de Germánico. Hasta entonces, Claudio  había sobrevivido a todas las conjuras al haber sido considerado incapaz de  desempeñar funciones de gobierno. De hecho, el nuevo príncipe sufre dife rentes enfermedades congénitas que le provocan cojera y tartamudez, por  lo que siempre se mantiene alejado de la vida pública y se dedica al estudio  y, en particular, a la escritura de obras históricas y arqueológicas. Frente a lo  esperado, Claudio demostrará ser un político competente y un óptimo ad ministrador al devolver el Principado a la tradición augustea, aunque tam bién hace suyas algunas demandas surgidas durante la traumática experiencia de gobierno de su sobrino Gayo. La novedad más importante  del principado de Claudio consiste en la creación de un sistema adminis trativo centralizado y eficiente que depende directamente del príncipe y  desbanca de manera efectiva las tradicionales magistraturas republicanas.  De este modo, se reduce el margen de discrecionalidad y de clientelismo con el que los senadores solían gestionar los cargos públicos, entre otras  cosas porque la gran mayoría de los nuevos burócratas son personajes de  baja extracción social, caballeros o libertos, de los que Claudio espera una  fidelidad y obediencia mayores que la demostrada por las poderosas fami lias senatoriales. Así pues, en este periodo comienza un proceso de exclu sión gradual de los senadores del gobierno del Imperio que se completará  más dos siglos después. Claudio también da un gran impulso a las obras  públicas al construir nuevos acueductos y un nuevo puerto en la desembo cadura del Tíber, además de retomar la expansión del Imperio: extiende el  orden provincial a diferentes ex estados vasallos (Mauritania, Licia, Judea y  Tracia) y emprende la conquista de Britania, que llegará a su fin cuarenta  años más tarde durante el principado de Domiciano.

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